Algunas historias suceden en parajes tan lejanos que, para llegar hasta nosotros, debieron ser contadas por narradores que, o eran demasiado sensibles como para repetir los horrores que escucharon, o no les convenía hacerlo. Es por ello que las versiones han ido cambiando, mutando y siendo dulcificadas. La única forma de saber lo que en realidad ocurrió es escucharlo de los verdaderos testigos, justo en los lugares en los que sucedió.
Algunas historias suceden en parajes tan lejanos que, para llegar hasta nosotros, debieron ser contadas por narradores que, o eran demasiado sensibles como para repetir los horrores que escucharon, o no les convenía hacerlo. Es por ello que las versiones han ido cambiando, mutando y siendo dulcificadas. La única forma de saber lo que en realidad ocurrió es escucharlo de los verdaderos testigos, justo en los lugares en los que sucedió.